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jueves, 10 de julio de 2014

LEWIS....L'AMOUR.





Hay historia realmente sorprendente y curiosa dentro de la música, lo mejor es que esas historias no dejan de surgir. Como aquel hombre que compro un viejo acetato de la Velvet Underground en un mercadillo de Chelsea en New York por solo un dólar, o como esas cajas atiborradas de vinilos de sesiones de Bob Dylan y que se encuentran en el fondo de un viejo armario del Village.
Esta historia también tiene un aura de misterio y otra vez empieza en un mercadillo de segunda mano...Ahora comprendo mi pasión por recorrer mercadillos semana tras semana y reconozco que  mi baúl de tesoro está bien repleto de hallazgos sorprendentes. Pero vayamos al asunto del cual os quiero hablar.


Unos tipos normales y corrientes amantes de la música...exactamente como la mayoría de nosotros, se paseaban por un  mercadillo de la ciudad de Alberta. En una caja encontraron un buen puñado del mismo y extraño artefacto. Un vinillo con un título absurdo y una portada más bien anodina. Los chavales compraron la caja y se la llevaron a casa donde rápidamente los disco circularon entre los amantes de objetos extraños y de sonidos menos cuadriculados...el disco se convirtió rápidamente en objeto de culto entre los poseedores de oidos menos obtusos. Al poco la gente del sello Light In The Attic amantes de reeditar objetos de calidad que merecen respeto, se enamoraron del disco y lanzaron una nueva edición limitada.
La información que se tiene de este trabajo es prácticamente nula, el disco se llama “L'amour” y lo interpreta un tal Lewis, que en realidad se llamó Randall Wulff...Algunos dicen que el título del disco no se refiere al amor sino más bien a un homenaje al escritor de western; Louis Lamour.


Este disco Randall Wulff lo grabo por su cuenta en 1983 en Los Angeles, pago todos los gastos de su elaboración, fue lanzado por el sello desconocido RAW y luego nunca más se escuchó hablar del tal Randall. Este fue su único y enigmático trabajo! Y me dirán... ¿A que suena? La verdad es que es un trabajo sosegado, íntimo, de guitarras acústicas con sabor folk o ligeramente country...pero con arpegios de piano y un arropamiento de suaves sintetizadores. Una voz muy cercana a David Sylvian, como un “crooner adormecido” dijo el crítico Nicolas Ungemuth. Lo cierto que no es un disco para los amantes de sonidos duros y tribus sectarias...Este es un disco perfecto para escuchar entre un Japan y/o Talk Talk más obscuros y cualquier maravilla de Robert Wyatt.Tambien se le compara a los trabajos de  Angelo Badalamenti con sus magníficas bandas sonoras, las voces etéreas, acompañadas de guitarras acústicas le otorgan un aura escalofriante y atmosférica inusual.
Lo cierto es que uno se queda con las ganas de saber más sobre Randall Wulff, saber el porqué de este disco, como termino su vida o si sigue en algún lugar ajeno a todo.

4 comentarios:

Agente Cooper dijo...

Ese inicio y esos sintetizadores son muy Badalamenti!!!

Curiosa historia...

Saludos.

javierfuzzy.blogspot.com dijo...

Magnífico. Es de una levedad tal que soplas y parece que se disolviera por el aire.
Saludos,
JdG

bernardo de andres dijo...

El lp es magnifico Un descubrimiento de ese sello Light of The Attic que se ha convertido en el RHINO de esta época al rescatar ignoitos lps con un cuidado exquisio ayer puse el de los Hermanso Emerdson y la edición del Box Set de Lee Hazlewood pese a su precio es inconmensurable.

Ginebra dijo...

Hola, Tsi, ¿qué tal va eso?
Me ha gustado la historia de este disco-fantasma, por llamarlo de alguna forma, pero sobre todo me ha gustado la canción que has colgado.Es preciosa!
Besos

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