Lo bueno de la música
es que esconde todavía grandes secretos, siempre hay uno escondido. Un artista
maldito que resurge, un alma dolorida que se atreve a volver a componer. Un ermitaño
que resurge en el mundo moderno, o
simplemente un artista del que la prensa, y el público fácil de contentar paso
de largo a la salida de sus obras.
Alguien ha dicho de Fay que es “el J.D. Salinger de la música
en el Reino Unido” creo que le va como anillo al dedo este titulo.
Caso de Fay hay muchos, tanto en el mundo de la música, como
en el de la literatura, la pintura y todo lo que pueda interesar la industria
de la cultura. Dicha industria siempre manejada por individuos sin personalidad
que viven al ritmo que marca los gustos de las masas y teniendo una inmoralidad altiva e parcial con el arte.
Bill Fay es un
cantautor y pianista ingles, cantautores
hay miles, tantos como jugadores de futbol, es decir! Pero que lo que
interpretan salga del corazón hay tan pocos como gente honrada en un gobierno!
La única maldición que tuvo el pobre Fay, no fue una vida
atormentada por sus demonios, si no que simplemente sus primeros trabajos no se
le dieron ninguna promoción y una pésima distribución. Su primera demo la grabo
junto al batería de Them; Terry Noon. Fue Noon, impresionado por el talento de
Fay, que consiguió que el sello Deram se interesara por el. Y desde su primer sencillo, "Some Good Advice"/"Screams
in my Ears", en 1967, ya uno podía
intuir que Fay no era otro cantautor del montón. Persistió en su intento de
hacerse un camino entre Dylan, Cohen, Morrison y otros grandes. Lanzo dos discos, Bill Fay en 1970 y Time of the Last Persecution en 1971. Nadie le presto el más mínimo interés por lo
que el sello Deram rescindió su contrato, salvo el gran John Peel que hizo todo
lo posible por difundir su música.
Fay vivo apartado de la farándula, y empezó a trabajar como
la mayoría de los mortales; como
jardinero, empleado de una empresa de limpieza, jornalero de campañas de
recogida fruta y reponedor en un supermercado. A finales de los 70 le entro de
nuevo el gusanito y volvió a un estudio de grabación para poder plasmar sus
historias y sueños, aquel trabajo tardo años en ser publicado, salió en enero
del 2005 bajo el titulo de “Tomorrow, Tomorrow & Tomorrow”.
Justo un año antes el sello británico Wooden Hill
editó una recopilación de grabaciones caseras grabadas entre 1966 y 1970 “From the Bottom of an Old Grandfather Clock”.
Aquellos dos trabajos surgidos en un momento del resurgimiento de nuevos
abanderados del Folk, hizo que grupos con un atractivo mas influyente sobre el
publico, declarasen a Fay como una influencia y como un artista a (re)
descubrir. Wilco interpreto el
tema "Be Not So Fearful" en muchos conciertos y Jeff Tweedy interpreto temas de Fay en cantado en el
documental " I am Trying to Break Your Heart".
Fay salió al escenario para interpretar el
tema junto a Wilco en Londres. Ahora
revindicar su nombre es algo que otorga un plus de notoriedad y carisma a
muchos y un sinfín de banda retoma temas compuestos por el bueno de Fay: Jim
O'Rourke, Ben Chasny de Six Organs Of Admisión y David Tibet de Current 93 son
algunos ejemplos. Sin olvidarnos del gran Nick Cave que le venera y comparten
esos himnos que departen perdón, esperanza, sosiego y emoción.
Aquí le vemos junto a
su gran amigo David Tibbet.
Dicha promoción milagrosa no solo ha beneficiado los
bolsillos de Bill, pero también ha reactivado su materia gris, con lo que en
este año nos ha obsequiado con un nuevo trabajo.
Y de nuevo este hombre demuestra ser, un MUSICO en
mayúsculas. Fay puso una condición antes de empezar a grabar otro disco, y no
era nada mas y nada menos el de no
recibir ni un céntimo de regalías o ganancias sobre las ventas de su trabajo.
Ha obligado a que el contrato estipule que todo el dinero vaya a Médicos sin
Fronteras. Este gesto podría cerrar la boca a mas de uno de esos personajillos
llamados músicos que van del rollo retorno
a la naturaleza y amor a la música, pero solo les interesan los beneficios.
“Life Is People” es su
nuevo trabajo, lanzado en pleno verano, es una bocanada de aire fresco.Un
trabajo llamado a ser una “Masterpiece” como dice los ingleses.
Su titulo es toda una declaración de mentalidad, una
concepción de la vida, abierta con los brazos de par en par y con ganas de
ofrecer paz y amor. Es un trabajo introspectivo y reflexivo, no por nada Fay ha
tenido tiempo para mentalizarlo en su interior. Fay es un asiduo y erudito lector de la Biblia,
pero es un pecador como todos nosotros. En ningún momento se quiere colgar
el San Benito de los fanáticos que no
saben leer entre las líneas de la sagrada Biblia.
Bill Fay es un tipo optimista, no un depresivo que se
arrodilla e implora que Dios le otorgue clemencia. Fay es un hombre de la
calle, un pasajero mas en el metro que vuelve extenuado, con los ojos
cansados y los pies hinchados por un
duro día de trabajo. Y su mensaje es este el que quiere traernos, un disco que
se inspira en lo cotidiano, en lo que nos rodea a todos, “jardines, las
capillas, los parques infantiles”.
Fragmentos de sus textos te demuestran que su poesía,
proviene del asfalto y el cemento;
“limpiar durante años los suelos y paredes de las fábricas”, “llegada
constante de almas a las costas de la eternidad” y “cada batalla perdida es una oportunidad para
triunfar”.
Bill Fay es un tipo optimista que te cuenta nuestra propia
rutina de manera dulce, acariciando la
memoria y los sentidos con esa voz
particular, con ese piano que dibuja, perfila y colorea cada composición. Un
disco que es una epopeya plasmada de pequeñas piezas que se van encajando una
con otras. Donde se te puede encoger el alma con “The Never Ending Happening”
para luego ir subiendo hasta la cumbre
con “Cosmic Concerto”, donde uno roza el
mayúsculo deleite de escuchar música.
Los discos de Fay en su edición en vinilo son bastantes raros
y tiene una buena cotización, aunque son fáciles de encontrar en Cd desde que
Eclectic Discs los volvió a editar en 2005.
Para completar este post y leer otra maravillosa opinión sobre
Bill Fay, os dejo el enlace del blog de mi amigo Toxico!